Templo de Debod

08.09.2017

Simplemente ser nada más que... lo que eres.

Un día cualquiera decides hacer lo que el corazón te manda.

Después de dar una clase mañanera, a una de esas personas que su vida es un auténtico trajín, su agenda es tan completa, que sólo pueden permitirse clases privadas a las 8 de la mañana en su casa, porque no tienen tiempo para nada más; he decidido darme un capricho.

Cada vez que voy a su casa, siempre pienso en el sitio tan fantástico por el que cruzo a la ida y a la vuelta; el Templo de Debod.

Así que hoy, a pesar de tener que leer, aprender, contestar correos y tomar decisiones, he decidido seguir a mi corazón, hacerle caso y pararme a practicar en este maravilloso sitio, lleno de energía, con unas vistas increíbles de Madrid.

Dado que la luz era perfecta, uno de esos días que el sol es inmenso, grande, naranja acompañado de una brisa suave y sutil... He decido permanecer allí, observar y meditar.

Casualmente estaba la primar bailarina de la Compañía de Víctor Ullate , Marlen Fuerte, haciendo una sesión de fotos... Simplemente observas todo lo que hay a su alrededor, y entonces te das cuenta del mundo que la observa, del fotógrafo que la inmortaliza, del novio que la sigue y la apoya, de lo frágil que puede ser ese momento, su momento, intentando hacer posturas imposibles para salir como buena bailarina y profesional, lo más bella y perfecta posible. Cuanto trabajo, horas y años de dedicación absoluta... igual que el Yoga.

Cuando sientes la importancia del monumento a tu espalda, un templo con más de 2000 años de historia, te preguntas ¿qué habrá llegado a pasar por delante de sus muros?, ¿qué tipo de romances, historias y gente habrán tocado y entrado en él?

Firme y estable, permanece inalterable al paso de las estaciones, de los años, de la vida del resto del mundo.

Al igual que la meditación de la montaña, en la que te fundes con ella y sientes la estabilidad, la montaña permanece inalterable, no se inmuta, sabe que todo cambia, que siguen los ciclos de siempre.

Os animo a que vayáis a visitarlo, sentaros y tratar de observar y convertir en montaña, en templo, vuestro interior, aceptando como eres, cómo estás en cada momento, observando los cambios sin reaccionar a ellos, convertiros en montaña, desarrollar la paciencia, crecer en ecuanimidad. 

Simplemente ser nada más que... lo que eres.

Porque al final sólo estás tú; y esto, como dice un buen amigo mío, un día se acabará. ¿Cómo quieres vivir tú momento presente? 

El mío, hoy, ha sido así.

Respira, Observa, Aprende

NonaYoga

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