Vivir Rápido

14.11.2018

La vida es muy corta como para perderla en enredos, estreses, deseos pasados y futuros.

Hoy ha llegado esto a mis ojos...desde un mensaje rápido de WhatsApp...

Lo primero que he hecho, leerlo como un misil porque hay que hacer muchas "cosas "por las mañanas y, según lo leía, en mi mente aparecían imágenes de personas que conozco que viven tan rápido que sólo buscan o esperan que llegue las vacaciones de invierno, las de primavera, las de verano... y así en un bucle constante de estado de espera a que llegue un momento de calma...

Lo mas gracioso de todo, es que cuando llega ese "momento" de calma, hay que preparar un gran equipaje y pensar en dónde nos vamos, o con quien quedar o qué hacer...esperando de nuevo a que llegue ese ansiado momento de "hacer".

Y cuando estás en "ese momento", en "ese sitio", con "esa persona" te haces una foto sonriendo y la mandas inmediatamente al resto de la "comunidad de amigos, parientes y familiares" para que vean lo "bien que estás" y lo que estás disfrutando...

Acto seguido...continúas mirando el móvil y te conectas a la red...

¿Por qué?, pues porque quieres tu recompensa inmediata...¿a quién le habrá gustado mi foto?, y comentas el mensaje que te acaba de llegar de tu amigo o amiga (ese que siempre está conectada)poniendo un "ooooh que bien te veo"...y te enganchas a la rapidez de nuevo, sin darte cuenta que ya has perdido ese momento en el que deseabas tanto estar, que has planificado y la persona con la que estás, esa con la que tanto querías estar, pasan a un tercer plano...

Sólo de escribirlo ya me he estresado...

El poder de observación se está perdiendo. Poder contemplar la vida en cada segundo, con cada respiración, desde una mirada que no juzga, sólo contempla y espera sin esperar, simplemente permanece y disfruta.

Me viene a la cabeza el libro de Momo. La parte en la que los hombres "tristes o de negro" querían cogerle y corrían tras él y Momo empezó a correr y ellos cada vez iba más deprisa, hasta que se dio cuenta que, al ralentizar sus pasos, los hombres de negro se alejaban y por mucho que intentaban correr más, lo único que hacían era agotarse y no cogerle y cuanto más despacio caminaba más deprisa iba.

Ese poder de observar lo que te rodea, con esa mirada que no juzga, os prometo que la mente lo necesita. Aprender a caminar despacio, pero continuar el viaje, tu viaje, tu vida...sin juzgarla, sin desear, sin necesidades que rellenar u obtener, porque a tu alrededor siempre están pasando "cosas" y ni las contemplas ni las percibes.

La enfermedad de este siglo es el estrés y todo lo que conlleva, desde el insomnio, jaquecas, bruxismo...lo mejor es que vamos al masajista, al dentista, al médico de cabecera para que nos recete pastillas...psiquiatras, psicólogos...

¿Pero te has parado a pensar?, ¿te has observado?, ¿te has dado cuenta de si permaneces en un estado de queja, de deseo, de infelicidad, de frustración constante sin juzgarte?

Acepta...y dejarás de luchar...

Si has llegado hasta aquí...haz este pequeño ejercicio:

Imagina que estás ante un espejo, ante esa foto y, obsérvate ahora sin juzgar, leyendo este texto, mira tus manos como están, mira tu postura, mira tu respiración, mira tus pensamientos...

Y ahora cierra los ojos, relaja todo el cuerpo inhala profundo, exhala y calma el ruido que brota desde el interior...y permanece respirando todo el tiempo que necesites, simplemente haz eso...una "cosa"...observar la respiración...

La vida es muy corta como para perderla en enredos, estreses, deseos pasados y futuros.

Simplemente Respira, Observa y Aprende.

NonaYoga.

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